Silencio espumoso
cuanta miel en la risa
cuantas abejas vivas en esta miel
que es fuego que puebla todo un mundo
todo un bosque cantante
y puede el hombre amar como los árboles
que nunca callan a pesar de la luna
tristísima cuando la piensa la frente
poblada de recuerdos que ya no existen
es preciso hundir las manos en el pozo
para arrancar la luz de la tiniebla
cuando no sopla el cielo altísimo
cuando no invade le mar nuestros sentidos
que anhelan lo que somos
en el instante fulminante y siempre nuevo.
Pero nada puede detener el impulso unánime
esta marcha triunfal a pesar de las charcos
que no sabemos nunca si son sangre o fango
o apenas agua celestial apenas extraviada
y cada uno es músico
que escribe son su sudor activo
su página para todos
y en todos así respira cada uno
hondamente hasta morirse vivo.
cuanta miel en la risa
cuantas abejas vivas en esta miel
que es fuego que puebla todo un mundo
todo un bosque cantante
y puede el hombre amar como los árboles
que nunca callan a pesar de la luna
tristísima cuando la piensa la frente
poblada de recuerdos que ya no existen
es preciso hundir las manos en el pozo
para arrancar la luz de la tiniebla
cuando no sopla el cielo altísimo
cuando no invade le mar nuestros sentidos
que anhelan lo que somos
en el instante fulminante y siempre nuevo.
Pero nada puede detener el impulso unánime
esta marcha triunfal a pesar de las charcos
que no sabemos nunca si son sangre o fango
o apenas agua celestial apenas extraviada
y cada uno es músico
que escribe son su sudor activo
su página para todos
y en todos así respira cada uno
hondamente hasta morirse vivo.
Etiquetas: 1977, padre, poesía, Transición
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